domingo, 25 de noviembre de 2012

El suceso de las cataratas del Niágara


Todo el hielo del Manto Laurentino, acumulado durante 100.000, se derritió y volcó al océano Atlántico en gran parte a través de las cataratas del Niágara y del río San Lorenzo.
Esta ruptura abrupta de las paredes de los Grandes lagos se produjo el 23 de septiembre de hace 11.557 años y en un momento sumergió a la Atlántida.
Este suceso fue descubierto por los geólogos austríacos Alexander Tollmann y su esposa Edith Kristen-Tollmann, de la Universidad de Viena, mediante un profundo análisis estratigráfico de las tectitas y los núcleos de hielo.

lunes, 12 de noviembre de 2012

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Jean-Albert Foéx nos ha ofrecido la explicación más plausible y al mismo tiempo más obvia acerca de la Atlántida, en su libro "Histoire sous-marine des Hommes" (Historia submarina de los hombres).
En el último período glaciar el nivel del mar se hallaba unos 135 a 150 metros por debajo del actual.
La elevación del nivel se debió a las inundaciones originadas por el deshielo de los últimos glaciares.
Cuando el tercer y último glaciar se retiró y los hielos se derritieron, las aguas se elevaron en más de 150 metros y produjeron lluvias torrenciales y erupciones volcánicas, especialmente en las zonas volcánicas del Atlántico.
La Atlántida desapareció durante los trastornos sismológicos que acompañaron a las grandes inundaciones subsiguientes al deshielo.
Este aumento del nivel de las aguas podría explicar también el gran crecimiento del Mediterráneo, cuyo fondo no es un verdadero fondo marino, sino que se caracteriza por tener valles y montañas.
Sabemos que los glaciares existieron; que el hombre preglacial también existió, y conocemos el ritmo de aumento de nivel de las aguas del océano gracias a la precisión que el empleo del carbono 14 nos ofrece para establecer la edad de los materiales dragados. Entre esos materiales figuran conchas marinas, moluscos, turbas, mastodontes y mamuts e incluso herramientas prehistóricas.
Si proyectamos las islas del Atlántico de acuerdo con su situación en aquella época, incluyendo todo el fondo del mar que las rodeaba, hasta una profundidad de 150 metros o más, obtenemos islas con áreas terrestres mucho mayores; tal vez no del tamaño de los continentes, pero sí lo bastante extensas como para mantener una población numerosa y activa, capaz de desarrollar una civilización.
Algo similar ocurrió con las otras costas, de Francia, España, Portugal, África del Norte y América, que se extendían probablemente tanto como el zócalo continental, como lo demuestran los cañones submarinos que parten de los ríos actuales hasta llegar al borde de grandes abismos.
Estas islas oceánicas no sólo habrían sido mayores que las actuales, sino más numerosas, lo cual significaría extensas zonas secas comprendidas en las orillas de las grandes y pequeñas Bahamas, donde se han realizado recientes descubrimientos de edificios y ciudades sumergidas. La extensión “anterior a la inundación” de estas zonas y de las islas atlánticas nos recuerda la mención por parte de Platón de “…otras islas; y desde las islas se podía atravesar al continente opuesto…”.
Tanto en las Azores como en las Canarias y las islas Bermudas se ha informado de la existencia de construcciones submarinas de origen desconocido.

Las Azores, las Canarias

En la localización donde existía la Isla Atlántida están hoy las islas Azores.
Las Azores son cumbres de montañas no cubiertas por las aguas que se alzaban en el “octavo” continente, como también suele llamársela.
Respecto a las islas Canarias, cuando se produjo su 'descubrimiento' en el siglo XIV, y una vez que los españoles pudieron comunicarse con sus habitantes, éstos manifestaron su sorpresa de que existiera otro pueblo vivo, ya que pensaban que toda la Humanidad había perecido en una catástrofe y que sólo algunas montañas, que ahora constituían su hogar, habían permanecido sobre el agua.
Además, estos isleños poseían una extraña mezcla de civilización y barbarie de la Edad de Piedra.
Entre otras cosas, se regían por un sistema de monarquía electiva compuesta por diez reyes, adoraban al Sol, tenían una clase sacerdotal especialmente dedicada al culto de este dios, momificaban a sus muertos, construían sus casas con piedras encajadas con mucha precisión y con paredes pintadas de rojo, blanco y negro; tenían grandes fortificaciones circulares, practicaban una forma de irrigación por medio de canales, se tatuaban la piel mediante sellos que imprimían los dibujos, confeccionaban una cerámica similar a la de los indios americanos y fabricaban lámparas de piedra.
Su lenguaje hablado, que ahora se ha perdido, parece haber estado relacionado con el del pueblo beréber y tal vez también con los de los pueblos tuareg, de África, a los que se ha considerado posibles sobrevivientes de la isla de Platón.
Varios de estos rasgos culturales coinciden estrechamente con las tradiciones atlánticas y de otras civilizaciones mediterráneas y trasatlánticas.
En la época clásica hubo evidentes contactos esporádicos entre los Canarias y los fenicios, cartagineses, numidios y romanos.

Al examinar los cráneos de las momias se ha advertido una curiosa similitud en las costumbres médicas; concretamente en las técnicas de trepanación, que consistían en colocar una lámina de oro o plata que permita 'ampliar el cráneo.
Se sabe que las posibilidades del cerebro son ilimitadas, pero no se desarrollan por causa de su limitación física y poca irrigación.
Todos los pueblos que efectúan trepanaciones las hacen con ese fin.
Platón menciona en la Atlántida la existencia de rocas negras, blancas y rojas, como las de origen volcánico que todavía pueden verse en las Azores, las Canarias y otras islas del océano Atlántico. La referencia a climas templados y cantidades ilimitadas de fruta pueden aplicarse todavía a Madeira, las Canarias y las Azores,
La gran montaña que se alza desde la planicie central podría ser el monte Teide, de Tenerife.
En la narración de Platón se advierte otra coincidencia, cuando habla de manantiales fríos y calientes, que habrían sido creados por el tridente de Poseidón. Estas fuentes, al igual que las rocas blancas, negras y rojas, también existen en las Azores.
Paul Le Cour, fundador de la organización francesa “Amigos de la Atlántida” y de la revista “Atlántida”, visitó las Azores y comentó estas coincidencias. Las Azores presentan un aspecto de tierras sumergidas, con grandes cumbres montañosas de color negro que se alzan directamente desde el mar.

La Atlántida

El “complejo cultural” atlántico desapareció durante los trastornos sismológicos que acompañaron a las grandes inundaciones (tsunamis) subsiguientes al deshielo.
Platón sitúa el hundimiento, según le informaron los sacerdotes de Sais, hace 11.250 años, mientras la ciencia moderna dice que fue hace 11.557 años. La difusión de la civilización megalítica hacia Europa se produjo alrededor de esta época y, puesto que las fechas correspondientes a las culturas Tartessos, en el sur de España, el norte de África y las islas mediterráneas están siendo constantemente retrasadas, todas ellas se acercan al período de la última retirada de los glaciares y del supuesto éxodo desde la Atlántida.
Debido al aumento general del nivel de las aguas en relación con el hundimiento de la costa en muchas partes de Europa y África, que tuvo lugar en las Edades de Piedra y de Bronce, muchas otras tierras sumergidas a la orilla del mar podrían encerrar nuevos elementos.

   
Pero lo importante no son las ruinas y los restos de ciudades, palacios y templos sumergidos, sino la cultura que sobrevivió.
Hace más de 11.000 años la tierra fue sacudido por violentos terremotos y muchas partes costeros se hundieron en el mar; sólo quedaron algunos restos de civilizaciones que existían con anterioridad a este cataclismo mundial. Entonces, la civilización comienzo de nuevo, pero no de cero.
Pero no se si fue el agua o la estupidez humana lo que nos atrazó. Hace 400 años la Inquisición  quemaba en la hoguera al que enseñaba estos conocimientos, ya presentes en los hombres de ciencia 5.000 años a.C.
Existen un sinnúmero de indicios de la existencia de una civilización muy avanzado que penetró las civilizaciones que reaparecieron de nuevo en el mundo.
Los sobrevivientes de estas altas culturas se dispersaron por todas partes en busca de refugios y donde llegaron mezclaron su cultura y sus conocimientos con los tradiciones y costumbres de los grupos sobrevivientes.
Hay certezas de culturas similares a ambos lados del Atlántico – de los mayas, incas y aztecas en el lado americano con las civilizaciones babilónicas de Asia Menor, los etruscos prerromanos de Italia, los aqueos helénicos de Homero, las culturas de Micenas y Creta y las mauritánicas antiguas del norte de África.
Todos estos pueblos adoraban al Sol en templos orientados astronómicamente; utilizaban un calendario del mismo tipo fundamental, embalsamaban a sus muertos y conocían la redondez de la Tierra, 3.000 años antes de Moisés.
En las leyendas de los Incas y la mayoría de los mitologías de las primeras civilizaciones de América están presente las historias de Atlándida y de su hundimiento, de sus sabios y seres superiores.

Leyendas de diluvios

En total se han rastreado más de quinientas leyendas sobre el diluvio en todo el mundo.

En documentos aztecas conocida como Vaticano-Latin Codex se dice que el tiempo se divide en “soles”, siendo la nuestra la era de “Los Hijos del Quinto Sol”. Antes que nosotros, afirma el Vaticano-Latin Codex, en la era del Cuarto Sol o Tzontlilic, se produjo una destrucción masiva a manos de un diluvio.
En otro documento azteca, la Piedra del Sol de Axayacatl, se especifica que los hijos del Cuarto Sol perecieron a manos de la diosa del agua “Chalchiuhtlicue”. “La destrucción se produjo en forma de lluvias torrenciales e inundaciones. Las montañas desaparecieron y los hombres se transformaron en peces”.
 
En Colombia los indios chibchas mantienen viva la leyenda de Chía, que utilizó sus medios mágicos para provocar un diluvio en el que pereció la mayoría de la población.
En Ecuador son los indios que relatan una vieja leyenda sobre un diluvio del que escaparon solo dos hermanos que se habían refugiado en una alta montaña.
Por su parte, en Perú, son muchas los mitos referentes a un indio a quien una llama advirtió de que iba a producirse un diluvio, salvándose gracias a aquella advertencia.
También los mapuches de Chile, y los yamana de Tierra de Fuego mantienen tradiciones similares.
Entre los inuit de Alaska, existe también una tradición sobre un terrible diluvio que, acompañado de un terremoto, se extendió por toda la tierra.
Los luisenos de baja California cuentan una leyenda sobre un diluvio que inundó todas las montañas y destruyó a la mayor parte de la humanidad.

También ente los indios Dakotas se afirmaba “el mar y las aguas habían anegado en una época la tierra, de forma que toda vida humana quedo destruida“.

Por su parte, los chickasaws aseguraban que el mundo había sido destruido por el agua “pero una familia se salvó junto con una pareja de cada especie animal”.
Y el mito del cataclismo acuático no se limita a América.
En un lugar tan distante de la cálida California como el bosque tropical malasio, los chewong creen que cada cierto tiempo su mundo se ha visto boca abajo, siendo inundado y destruido por el agua.

En Laos, al norte de Tailandia, existe la leyenda de unos seres llamados los Thens, que provocaron el fin de una era creando un diluvio del que sólo se salvaron tres grandes hombres y varias mujeres a bordo de una canoa.

Asimismo los karins de Birmania poseen unas tradiciones sobre el diluvio, al que tan sólo sobrevivieron dos hermanos a bordo de una embarcación. En Vietnam se especifica que esos hermanos, hombre y mujer, iban acompañados de una pareja de cada especie animal.
Hasta en el Egipto faraónico se recoge esta leyenda. En un texto funerario conservado en la tumba del faraón Seti I se habla del diluvio. Las razones de ese cataclismo aparecen reflejadas en el capítulo CLXXV del Libro de los Muertos donde el dios Toth sentencia: “… voy a destruir todo cuanto he creado. La Tierra se hundirá en el mar por medio de un diluvio, y su superficie aparecerá lisa como en tiempos pretéritos…“.

Explicación científica del Diluvio Universal

Los expertos, bajo la dirección del profesor británico Chris Turney, relacionan con una inundación global el derrumbe del inmenso hielo de Laurentide, en Norteamérica, que supuso el mayor aumento de agua dulce en el planeta de los últimos 100.000 años y que tuvo lugar hace entre 12.000 y 11.500 años.
Explicación científica a los mitos de un Diluvio a escala mundial.
El proceso de deshielo descomprimió el gas metano contenido debajo del hielo, al norte de Canadá, provocando una explosión gigantesca.
La gran explosión producida, habría liberado una cantidad de energía equivalente a miles de bombas atómicas. Esta energía, habría derretido grandes capas de hielo en segundos.
Esta enorme cantidad de agua provocaría Tsunamis con olas gigantescas que se esparcirían por todo el mundo en cuestión de horas, provocando enormes inundaciones repentinas y permanentes en asentamientos humanos en las costas, y una elevación del nivel de los mares en todo el mundo.
Byron Pickering es el pintor del Dryas reciente
Teniendo en cuenta el hecho de que al igual que hoy en día, los asentamientos humanos más importantes se encuentran cercanos a las costas o a una altura sobre el nivel del mar relativamente baja, el impacto habría ocasionado un “Diluvio Universal”, es decir una gran inundación a escala mundial.
Lo reseñan las leyendas precolombinas, hindúes, mesopotámicas, egipcias, y centroamericanas.
Pero este diluvio no es el diluvio bíblico, que se produjo unos 6.500 años después.

La mayor catarata del mundo

Los paredones secos de las Dry Falls mostraban un paisaje muy diferente hace unos 12.000 años. La huella de su acción sobre la roca nos enseña lo que debió ser el conjunto de cascadas más grande del planeta cuando toda el agua del deshielo de la glaciación Wisconsin se precipitó por ahí.
Byron Pickering
Situadas en la cuenca del antiquísimo Grand Coulee, en la región donde actualmente reina el Río Columbia, los gigantescos acantilados de basalto que forman estas antiguas cataratas secas vieron pasar sobre ellas una cantidad de agua inconcebible. Y este era el asentamiento Clovis.
Río Columbia