En la localización donde existía la Isla Atlántida están hoy las islas Azores.
Las Azores son cumbres de montañas no cubiertas por las aguas que se alzaban en el “octavo” continente, como también suele llamársela.
Respecto a las islas Canarias, cuando se produjo su 'descubrimiento' en el siglo XIV, y una vez que los españoles pudieron comunicarse con sus habitantes, éstos manifestaron su sorpresa de que existiera otro pueblo vivo, ya que pensaban que toda la Humanidad había perecido en una catástrofe y que sólo algunas montañas, que ahora constituían su hogar, habían permanecido sobre el agua.
Además, estos isleños poseían una extraña mezcla de civilización y barbarie de la Edad de Piedra.
Entre otras cosas, se regían por un sistema de monarquía electiva compuesta por diez reyes, adoraban al Sol, tenían una clase sacerdotal especialmente dedicada al culto de este dios, momificaban a sus muertos, construían sus casas con piedras encajadas con mucha precisión y con paredes pintadas de rojo, blanco y negro; tenían grandes fortificaciones circulares, practicaban una forma de irrigación por medio de canales, se tatuaban la piel mediante sellos que imprimían los dibujos, confeccionaban una cerámica similar a la de los indios americanos y fabricaban lámparas de piedra.
Su lenguaje hablado, que ahora se ha perdido, parece haber estado relacionado con el del pueblo beréber y tal vez también con los de los pueblos tuareg, de África, a los que se ha considerado posibles sobrevivientes de la isla de Platón.
Varios de estos rasgos culturales coinciden estrechamente con las tradiciones atlánticas y de otras civilizaciones mediterráneas y trasatlánticas.
En la época clásica hubo evidentes contactos esporádicos entre los Canarias y los fenicios, cartagineses, numidios y romanos.
Al examinar los cráneos de las momias se ha advertido una curiosa similitud en las costumbres médicas; concretamente en las técnicas de trepanación, que consistían en colocar una lámina de oro o plata que permita 'ampliar el cráneo.
Se sabe que las posibilidades del cerebro son ilimitadas, pero no se desarrollan por causa de su limitación física y poca irrigación.
Todos los pueblos que efectúan trepanaciones las hacen con ese fin.
Platón menciona en la Atlántida la existencia de rocas negras, blancas y rojas, como las de origen volcánico que todavía pueden verse en las Azores, las Canarias y otras islas del océano Atlántico. La referencia a climas templados y cantidades ilimitadas de fruta pueden aplicarse todavía a Madeira, las Canarias y las Azores,
La gran montaña que se alza desde la planicie central podría ser el monte Teide, de Tenerife.
En la narración de Platón se advierte otra coincidencia, cuando habla de manantiales fríos y calientes, que habrían sido creados por el tridente de Poseidón. Estas fuentes, al igual que las rocas blancas, negras y rojas, también existen en las Azores.
Paul Le Cour, fundador de la organización francesa “Amigos de la Atlántida” y de la revista “Atlántida”, visitó las Azores y comentó estas coincidencias. Las Azores presentan un aspecto de tierras sumergidas, con grandes cumbres montañosas de color negro que se alzan directamente desde el mar.